En mayo de este año, el Instituto de Comunicación e Información Científica y Tecnológica en Salud (Icict) - en colaboración con diversos investigadores de otras unidades de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) y de otras instituciones -, fue escogido para realizar el III Análisis Nacional sobre el Uso de Drogas por la Población Brasileña, con el apoyo de Fiotec. La investigación se coordinará por el investigador Francisco Inácio Bastos, que también coordinó el proyecto “Crack – Vulnerabilidades”.
En entrevista para Fiotec, Francisco explica cómo se hará ese nuevo análisis, el primero que se puede considerar efectivamente de ámbito nacional y que trae novedades. “Para un análisis realmente nacional, necesitamos hacer una cosa que llamamos súper mostrar, es decir, incluir más que se incluiría si la elección se hiciera enteramente al azar, algunas áreas específicas, porque ellas tienen un interés específico. Por ejemplo: área rural, fronteras, y eso está específicamente descrito en ese pliego”, explicó.
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¿Ese análisis es complementario a los otros dos que ya existieron, o hay nuevos propósitos?
Brasil, así como todos los países de la Organización Mundial de Salud (ONU), es signatario de un acuerdo en que los países-miembro se comprometen a suministrar informaciones sobre el consumo de alcohol y drogas, que son consolidadas en el informe anual de abuso de drogas, que se compila por United Nations Office onDrugsand Crime (UNOC) – la cuestión del alcohol se menciona, pero por su relevancia en salud pública se analiza en detalles por la Organización Mundial de Salud (OMS). En los países más ricos y más estructurados, los análisis para suministrar esas informaciones tienen una periodicidad bien definida, pero en Brasil tenemos un problema, que espero que se corrija de ahora en adelante, que es el gran hiato entre los análisis. El segundo análisis se realizó en 2005, el próximo se inicia en 2015. Si piensa stricto sensu, en verdad no hubo hasta hoy un análisis que se pueda, de hecho, llamar nacional. El segundo abarcó ciudades con más de 200 mil habitantes. Hubo todavía otro reciente de Unifesp, pero con una muestra muy pequeña, que no permite desagregar datos a nivel regional o llevar en cuenta el área rural o la inmensa frontera brasileña, una de las mayores fronteras secas en todo el mundo, comprendiendo 10 países, según datos de IBGE. Otra novedad de ese análisis es que, además de la estimación directa, es decir, preguntar a las personas cuáles son las características del uso de las mismas, nosotros preguntamos sobre las características de las personas con quien la misma tiene contacto, que son las redes de cada persona, y define una estrategia de estimación que llamamos estimativa indirecta.
¿En qué fase está el proyecto? ¿Cuándo efectivamente comenzará la investigación?
El proyecto fue aprobado y el resultado final fue divulgado en el sitio de la Secretaría Nacional de Políticas sobre Drogas (Senad) y publicado en Diario Oficial. Ahora, estamos revisando puntos específicos, referentes a algunos arreglos en el plan de trabajo. Sólo después de las alteraciones, el proyecto entra en el sistema de convenios y pasa a ser un proyecto firmado por ambas las partes, Senad y Fiocruz. El proyecto tiene dos componentes: de infraestructura, que es la parte de capacitar al equipo, reclutar a personas que van a trabajar en el campo, que pretendemos, siendo, quizá, muy optimistas, que comience en agosto. Ya la parte referente a los “sujetos de investigación” depende de la aprobación del comité de ética, pero como la averiguación es nacional, es ideal que esa parte de entrenamiento, reclutamiento, comience mucho antes. La parte de campo comenzará sólo en 2015.
¿Cómo ocurrirá ese análisis?
El análisis tendrá una estructura bastante semejante a la Investigación Nacional por Muestra de Domicilios (Pnad). La metodología es básicamente formar un equipo central, que cuenta con un comité gestor, que toma cuenta de la investigación como un todo, y entonces crear coordinaciones regionales. Como el país es muy grande, muy heterogéneo, no hay como se supervisar desde aquí de Río de Janeiro una recogida en Acre, entonces tenemos que establecer las coordinaciones regionales. Por la experiencia que tuve en el proyecto “Crack – Vulnerabilidades”, como el equipo de investigación de campo se halla en diversos lugares a la vez, los problemas tienden a ocurrir en forma simultánea y obviamente no se consigue resolver todo en tiempo real. Entonces, hay que tener un filtrado a nivel local y regional, para después llegar a nivel nacional (es decir, operar de forma descentralizada).
¿Hay algún lugar donde la incidencia de drogas es la mayor y, por eso, tendrá mayor énfasis en la investigación?
Él ocurre en todo territorio nacional, pero de esa vez con la inclusión de lugares que tienen determinadas particularidades, como las fronteras. No necesariamente en la frontera se usa más drogas que en otras localidades, pero necesariamente es por donde la coca/cocaína pasa, ya que el cultivo doméstico de la planta de coca es irrelevante. Si fuéramos mostrar exclusivamente la población general en su conjunto, sin especificidad, muy probablemente tendríamos pocas oportunidades de, al azar, investigar más de una ciudad de frontera, considerando que la frontera brasileña tiene tres arcos (norte, central y sur), con características muy distintas. Investigar con el necesario detalle el área rural también es una especificación de Senad, que me parece bastante correcta, pues a pesar de corresponder, hoy, el 15% de la población brasileña, hay características bastante específicas que necesitan ser conocidas. Ese análisis va a ser bien más completo, al incorporar plenamente esas cuestiones específicas.
¿Cómo es la actuación de los entrevistadores?
Tenemos que entrenar al equipo para que las personas consigan lidiar con preguntas que son sensibles, porque estamos trabajando con el comportamiento privado de las personas, algunos de ellos ilícitos. En ese sentido, usted hay que tener manuales muy bien hechos, porque determinadas acciones hasta pueden interrumpir una entrevista. El entrevistador va hasta el domicilio y hace las preguntas definidas de antemano. No corresponde al entrevistador, por ejemplo, encaminar una persona usuaria a un centro de tratamiento. Ellos no son, en su amplia mayoría, profesionales de salud, corresponde a ellos atender integralmente las determinaciones de los manuales de la investigación.
En su opinión, ¿cuáles son los mayores retos encontrados en un proyecto de esa amplitud?
Los mayores retos se derivan de la propia complejidad y extensión de Brasil, que es un país muy grande y diverso. Con raras excepciones, como quizá China e India, no hay país tan complicado de hacer averiguación como Brasil. Una cosa que surgió claramente en el proyecto del Crack, y va a surgir en esa todavía más, porque vamos a tener énfasis en fronteras, es la cuestión del transporte. Ese es un problema complicadísimo. En la investigación del Crack tuvimos que fletar aviones de pequeño porte, porque no hay como llegar a determinadas ciudades, no hay estradas, de barco lleva días. Cuando fuéremos hacia la frontera allá en el Oiapoque, será complicado. Los retos son básicamente relacionados a cuestiones de logística de los lugares en que vamos.
¿Cuál es la importancia del soporte de Fiotec?
El soporte de Fiotec es esencial. Básicamente usted sólo tiene una única estructura en el país con la capilaridad necesaria para hacer ese tipo de averiguación que es IBGE, porque el mismo tiene las oficinas regionales y hace el Censo. Fiocruz es una institución de capilaridad muy buena, ella tiene las regionales, pero todavía hay áreas en que simplemente no hay cobertura ninguna para nadie. Entonces, eso trae una enorme sobrecarga para la gestión, porque, cuando usted puede descentralizar a través de unidades, se alivia el peso sobre la gestión central. La gestión es absolutamente vital, si no usted no conseguiría realizar algo de esa envergadura y complejidad. Entonces, si no hubiera una estructura de gestión como Fiotec, diría yo que ese proyecto sería imposible para una institución que no fuera IBGE. Un ejemplo muy simple: en la región Sur, tenemos una única unidad de Fiocruz, en Paraná, con una actuación completamente diferente de la de nuestra averiguación, ellos trabajan con laboratorio y tecnología. De São Paulo hasta Río Grande do Sul no hay estructura, en términos de averiguaciones de esa naturaleza. Entonces, si no hay un soporte administrativo como el de Fiotec, no vamos a conseguir andar de São Paulo hacia abajo.
El señor coordinó el proyecto “Crack – vulnerabilidades”, también apoyado por Fiotec. ¿Cuáles fueron las principales conquistas de ese proyecto?
La gran conquista de ese proyecto fue que no tuvimos la misma infraestructura que estamos planeando para ese y, a pesar de eso, conseguimos hacer una investigación de nivel nacional, trabajando, en paralelo, en el segmento domiciliar y en el campo (escenas de consumo). Creo que a pocas personas les parecía viable, posible hacer un trabajo en esa extensión en un lugar tan complicado con la escena de uso. Entrevistamos más de 7 mil personas en las escenas de uso. Lugar más complicado para trabajarse, imposible. Es extremamente violento. Creo que el gran diferencial de ese proyecto fue mostrar que se puede hacer y con calidad. Si se mira todo lo que fue hecho hasta hoy, antes del proyecto Crack, tenía lugar en el ámbito escolar o implicaba muestras muy pequeñas de menores de calles o domiciliar. Nadie había hecho un trabajo como ese en las escenas de uso del crack, o de cualquier otra droga en el país. Entonces, me parece que el hecho de conseguir hacer fue un reto, y fue esencial para todo el equipo y para mí, porque aprendemos muchas lecciones que se aplicarán en ese nuevo proyecto.