Una vacuna contra la Sida es un avance muy esperado por la Medicina, por investigadores y por la sociedad en general. Es eso que busca Myrna Bonaldo, coordinadora del proyecto “Virus Vacunal de la Fiebre Amarilla 17D como vector en el desarrollo de una vacuna para Sida”, apoyado por Fiotec. A través del estudio, Myrna consiguió proteger, parcialmente, a monos de un virus semejante al VIH.
Myrna es investigadora del Laboratorio de Biología Molecular de Flavivirus del Instituto Oswaldo Cruz (IOC/Fiocruz). Su esfuerzo en la búsqueda de la vacuna contra el VIH, junto a su equipo e investigadores norteamericanos, rindió una indicación a la mayor premiación femenina de Latinoamérica: el Premio Cláudia, en la categoría Ciencias. La premiación destaca a mujeres empeñadas en construir un Brasil mejor, a través de cinco categorías de actuación: Ciencias, Políticas Públicas, Cultura, Negocios y Trabajo Social.
En entrevista a Fiotec, la investigadora explicó mejor el proyecto y sus avances hasta el momento. Confiera:
¿Cuál es el objetivo del proyecto?
Utilizamos una vacuna bien establecida en la población - la vacuna contra fiebre amarilla - para, desde ella, desarrollar vacunas contra otras enfermedades. Así, aprovechamos las buenas cualidades de una vacuna ya existente y altamente segura y eficaz, en el intento de promover protección contra una segunda enfermedad además de la fiebre amarilla, en el caso el Sida. Deseamos desarrollar una vacuna preventiva, que sea capaz de inhibir la replicación del VIH en el caso de una contaminación.
¿Cómo funciona el mecanismo del estudio?
Insertamos genes de otros microorganismos en el genoma del virus "débil" de la fiebre amarilla, que constituye la vacuna. Así, el individuo vacunado se expone a partes de ambos los microorganismos y "aprende" a combatir las dos enfermedades.
¿Cuáles fueron los resultados obtenidos hasta el momento?
Con esta metodología descripta, construimos algunos virus que contienen diferentes partes del SIV (Virus de la Inmunodeficiencia de Simios, equivalente al VIH que infecta a monos), constituyendo una vacuna combinada, con el objetivo de combatir el virus a través de varios blancos. En nuestras pruebas en animales, conseguimos inducir buena respuesta inmunológica, sin embargo no fue lo suficiente para prevenir completamente la enfermedad.
Algunos reportajes publicaron que, además del VIH, el estudio podría desarrollar vacunas para la malaria. ¿Cómo se está realizando esa producción?
Esta metodología de inserción de genes en el genoma del virus de la fiebre amarilla puede aplicarse a varios microorganismos. Tenemos algunos proyectos de desarrollo de vacunas para malaria y enfermedad de Chagas con la misma metodología. Sin embargo, muchos estudios previos se deben hacer para combinar el virus de la fiebre amarilla a las partes de los nuevos microorganismos.
El estudio se realiza en conjunto con la universidad de Miami. ¿Cómo funciona esa cooperación?
En la Universidad de Miami, nuestros colaboradores prueban en monos las vacunas desarrolladas en nuestro laboratorio, evaluando los niveles de respuesta inmunológica y de protección contra la infección por el SIV. Es una fase imprescindible para el desarrollo de una vacuna, en que evaluamos su eficacia en la prevención de la enfermedad.
¿Cuál la sensación de haber sido indicada al premio Claudia y ser una de las finalistas en la categoría “Ciencias” de la mayor premiación femenina de Latinoamérica?
La indicación fue un honor para mi equipo y yo y motiva mucho a nosotros en nuestro trabajo. Es muy bueno recibir apoyo de la sociedad, pues hace que las personas puedan dar lo mejor en este proyecto tan desafiador.