Modelo social excluye ancianos, pero Brasil sigue con iniciativas positivas para este público - Fiotec

El día 1° de octubre fue celebrado el Día del Anciano y de acuerdo con datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), hoy en día, Brasil tiene 26 millones de personas con más de 60 años y, para 2027, la estimativa es que esta población llegue a 37 millones de personas. Pero ¿Qué es lo que significa esto para Brasil? Según la investigadora del Instituto de Comunicación e Información Científica y Tecnológica en Salud (ICICT), Dalia Romero, antes de hablar sobre los impactos del envejecimiento en la sociedad es necesario descubrir las causas de él. En la media observamos el envejecimiento, o el aumento del número de ancianos en el País, ser anunciado como algo problemático y como si su causa fuese solo la cantidad de años de vida que las personas ganaron. En verdad, aún según Dalia, el principal motivo para el envejecimiento de la población es la disminución de la fecundidad.

La investigadora explica que, a partir del final de los años 60, hubo una reducción muy grande de la fecundidad, pues desde aquella época – y hasta ahora – se asocia la modernización del País y el éxito de la familia y la mujer a la reducción del número de hijos. El deseo de reducción de la fecundidad también estaba asociado a una cuestión ideológica, más profunda y compleja: el interés internacional, el miedo del aumento poblacional de América Latina y el temor por el aumento de la pobreza. Sumándose todo eso, la noticia de reducción de la fecundidad poblacional era algo positivo.

"Estaban observando solo la cuestión demográfica, en lugar de observar las principales causas de esos problemas: cuestiones sociales, estructurales y económicas, y el modelo de sociedad. Y claro que esa ‘buena noticia’ tendría como resultado futuro un aumento aún mayor de la proporción de ancianos. No hay como tener una estructura poblacional favorable a un mercado capitalista, o sea, solo con personas en edad activa”.

Dalia refiere también que hay una exageración por parte de la media en cuanto a la proporción de ancianos en el País, ya que la estructura poblacional brasileña hoy en día es esencialmente de adultos. El número de ancianos en Brasil es aun relativamente pequeño, del 12%, 13%, si es comparado con los países desarrollados que poseen un porcentual del 30% en algunos casos. Para ella, la tendencia es que las personas vivan más y que continúen teniendo pocos hijos y el impacto de eso depende del pacto social que la población hace.

De acuerdo con la coordinadora, actualmente – no solo en Brasil, sino también internacionalmente – predomina el modelo social neoliberal y eso disminuye las opciones de que las personas envejezcan con salud. En este punto, unas de las principales consecuencias es el mayor gasto con costos de salud. En estas circunstancias, el problema se debe menos al aumento de la proporción de ancianos que al modelo de sociedad que tenemos actualmente.

"Cuando se piensa en anciano, se piensa en alta complejidad y muchos gastos, pero en los países desarrollados, en las crisis, ellos observan la salud pública y piensan en lo que deben hacer. Refuerzan la atención básica para tener menos gastos con internaciones y enfermedades. En tanto peor la sociedad se encuentre, desde el punto de vista fiscal, más tendremos que aumentar la inversión en salud pública y en la atención básica. Además, es necesario invertir en tecnología e innovación, pero con equidad. Que los productos sean públicos y con acceso. Por ejemplo: vacunas, instrumentos para personas con dificultad de andar, para personas con Mal de Parkinson, todo con acceso. De nada vale que el Gobierno invierta en innovación, si eso no llega a la población. La Fiocruz tiene un papel importantísimo en ello, es una institución que tiene como misión producir salud, pero para ser un producto de acceso a todos", explicó.

Iniciativas en Brasil en pro del anciano: el convenio entre el Ministerio de Salud y el ICICT

El ICICT tiene convenios con el Ministerio de Salud y, por medio de ellos, desarrolla iniciativas direccionadas a la salud de la persona anciana. Entre ellas, Dalia destaca tres en especial: Sisap Anciano, un sitio web que tiene como objetivo poner a disponibilidad informaciones e indicadores que auxilien en la planificación de acciones en salud dirigidas a la población anciana, además de ser un instrumento de acompañamiento de las metas y directrices pactadas por las políticas y programas nacionales e internacionales; Salud de la Persona Anciana: buenas prácticas, creado con el objetivo de conocer y dar visibilidad a las buenas prácticas de municipios y estados en el campo de la salud de la persona anciana, e incentivar a los gestores en el fomento de estrategias y acciones que contribuyan a calificar el cuidado de la persona anciana en el Sistema Único de Salud; y la Libreta del Anciano, inspirada en la Libreta del Niño, que reúne todas las rutinas del cuidado de la salud. Promueve el empoderamiento del anciano en la prevención y mantenimiento de su propia salud y auxilia el acompañamiento por parte de los familiares. Todos los proyectos tuvieron participación de la Fiotec en el área de gestión. Tales convenios son desarrollados por el equipo multidisciplinario del Grupo de Información en Salud y Envejecimiento (GISE), en el cual actúan Aline Marques (Científica Social, magíster en Salud Pública y estudiante de doctorado en Epidemiología), Débora Castanheira (Abogada y doctora en Ciencia Política), Jéssica Muzy Rodrigues (Científica Social y magíster en Información y Comunicación en Salud), Raulino Sabino da Silva (Estadístico y magíster en Epidemiología), Leo Ramos Maia (Estudiante universitario de Ciencias Sociales), Leticia Sabbadini (Científica Social), Pedro Teixeira, (ICICT/FIOCRUZ).

"El Sisap y Salud de la Persona Anciana van en la dirección no solo de la gestión de la salud del anciano, sino también tras la mejora de la calidad de vida del mismo. El sitio web cuenta con una serie de indicadores que podrán ser acompañados tanto por municipios, estados o a nivel nacional, y puede evaluar si las políticas públicas están respondiendo a las necesidades de la salud del anciano. Es una respuesta al compromiso que el Sistema Único de Salud (SUS) tiene de ofrecer instrumentos para que todos los municipios puedan acompañar su desarrollo en ese sentido.

Con el ‘buenas prácticas’, nosotros encontramos una oportunidad para descubrir y dar visibilidad a la iniciativas que se suceden en todo Brasil. El Sisap está muy direccionado a los gestores; teníamos los resultados, pero no sabíamos lo que estaba sucediendo con relación a las iniciativas. Este es un programa en el que yo gusto mucho de participar, todos los años recibimos una diversidad de acciones muy buenas.

La Libreta de Salud de la Persona Anciana es otra cuestión que merece ser destacada. Ahora estamos pasando por la fase de la evaluación de implantación de la libreta. Ella funciona semejantemente a una libreta del niño, queda con la familia o con el anciano, y es un instrumento para que él conozca el desempeño de su propia salud. Además, ayuda en la gestión de la atención básica, porque auxilia al profesional de salud en el cuidado del anciano", finalizó Dalia.