Conforme se acerca el inicio de la campaña de vacunación, parte de la población aún atesora dudas sobre la eficacia del inmunizante. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Anvisa brasileña, la eficacia general recomendada es de al menos 50 %. Eso quiere decir que, para que sean autorizadas por las agencias reguladoras de los países, las vacunas deben alcanzar tal porcentaje.
El índice de eficacia general representa la proporción de reducción de casos dentro del grupo vacunado en comparación con el grupo no vacunado. Así, si una vacuna posee un 90 % de eficacia, significa que 90 de cada 100 personas vacunadas quedan protegidas contra la enfermedad. Las otras 10 podrán enfermar y presentar síntomas leves.
En primer lugar, las pruebas se realizan en animales. Si la vacuna obtiene buenos resultados, comienzan las pruebas en humanos, un proceso conformado por cuatro fases. Las primeras dos fases miden la respuesta inmunológica y, a partir de la tercera, se calcula la eficacia del fármaco a través de dos grupos de personas: el primero recibe un placebo y el otro recibe la dosis de la vacuna.
Si el inmunizante resulta seguro y eficaz, habrá más casos de enfermedad dentro del grupo que recibió el placebo y, en la mejor de las hipótesis, casi ninguno en el grupo vacunado. Cada vez que un voluntario enferma, se contabiliza como un “evento”.
A partir de ahí, es necesario un determinado número de eventos para alcanzar las cifras estadísticas adecuadas que permitirán realizar la comparación entre los grupos. Esa diferencia entre números es el indicador de eficacia.
La cuarta fase se caracteriza por una vigilancia continua, que ocurre cuando la vacuna ya ha sido aprobada para ser utilizada entre la población. En esta etapa, es posible medir su capacidad real de evitar la enfermedad fuera del ambiente controlado de los laboratorios.
Actualmente, la mayoría de las vacunas que se están fabricando en Brasil cuentan con una eficacia del 100 % en los casos más graves y en las hospitalizaciones. De esta forma, aquellas personas que sean inmunizadas y, aún así, desarrollen la enfermedad, presentarán únicamente los síntomas más leves.
La vacuna Oxford-AstraZeneca presenta un 70 % de eficacia
Según la coordinadora de los ensayos clínicos de la vacuna Oxford-AstraZeneca en Brasil, Sue Ann Costa Clemens, la vacuna desarrollada por la universidad presenta un 70 % de eficacia con la primera dosis. La segunda dosis se aplica, inicialmente, tres meses más tarde, elevando el porcentaje de eficacia a más de un 80 %.
El intervalo de tiempo que transcurre entre las dosis es mayor de lo esperado en un primer momento, y podrá proteger a las personas más rápidamente. Ello se debe a que, mientras se estén aplicando las primeras dosis, Fiocruz estará produciendo otras complementarias.
La tecnología utilizada en la vacuna Oxford-AstraZeneca es la del vector viral, que emplea un virus alterado genéticamente para penetrar en las células humanas y descargar las instrucciones genéticas para la producción de las proteínas del Sars-Cov-2. Cuando el sistema de defensa del organismo las recibe, el mismo produce los anticuerpos.