“Se prevé que marzo sea el peor mes de la pandemia”, señala un infectólogo de la Fiocruz - Fiotec

Julio Croda - Foto: Wilson Dias - Agência Brasil (EBC)El sistema sanitario brasileño ha colapsado: es lo que afirma el médico infectólogo, investigador de Fiocruz y profesor de la UFMS (Universidad Federal de Mato Grosso del Sur), Julio Croda, en una entrevista a la Fiotec. La realidad que estamos viviendo actualmente es consecuencia de la actuación de cuatro agentes: el Gobierno Federal, los estados, los municipios y la sociedad, “cada uno es parcialmente culpable, en el marco de sus responsabilidades, de la respuesta brasileña a la pandemia”, dice. El profesor afirma que fracasamos en lo que se refiere a las medidas individuales y colectivas de prevención, y que la única alternativa que tenemos son “medidas más restrictivas asociadas a la ampliación de la vacunación para toda la población”.

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¿Estamos viviendo un colapso en Brasil? ¿A qué se debe?

Actualmente, estamos sufriendo el colapso del sistema sanitario, principalmente debido a la covid-19. Algunos de los motivos son el fracaso en la implantación de medidas preventivas, tanto a nivel individual como colectivo, es decir, los brasileños han pasado a usar menos los cubrebocas y a mantener menos distanciamiento. Además, se han producido más casos de aglomeraciones. Datos de la plataforma de seguimiento de la movilidad de personas/aglomeraciones, un indicador de Google, muestra que el Martes de Carnaval fue el día con más aglomeraciones en Brasil desde que comenzó la pandemia, algo que se demuestra en la situación que vivimos hoy, aproximadamente 15 días después: un aumento en el número de hospitalizaciones y fallecimientos. Nuestra media móvil es la más alta de toda la pandemia y, hoy por hoy, somos también el país con la media móvil más alta del mundo.  

Por otro lado, existe una nueva variante que es más contagiosa que la variante original y, por lo tanto, las medidas de prevención que antes desaceleraban de cierta forma la curva del número de casos y de hospitalizaciones ya no bastan, es decir, si seguimos haciendo lo mismo que antes, esas medidas no serán suficientes para frenar los contagios.

El otro factor que nos ha llevado hasta el peor momento de la pandemia es la velocidad de vacunación, que sigue siendo muy lenta. Adquirimos un número bastante limitado de dosis y no hemos llegado a ningún acuerdo con otras empresas a fin de garantizar una cantidad de dosis significativa para este primero trimestre en Brasil.

¿Estamos viviendo una segunda ola? ¿Brasil ha llegado a tener algún momento de estabilidad?

Brasil sufrió una primera ola, con una pequeña reducción del 50 % o 60 % en la media móvil de fallecimientos diarios; después, se produjo un aumento importante, la llamada segunda ola, especialmente tras las campañas electorales que tuvieron lugar en 2020. Nos mantuvimos en una fase de meseta elevada, con mil fallecimientos diarios, a lo largo de la Navidad y en Fin de Año, entre diciembre y enero; y ahora, que debería ser un momento de disminución en el número de casos, estamos experimentando una continuación de la segunda ola, que se caracteriza a su vez por una nueva y fuerte aceleración de la pandemia, lo que en realidad conforma una tercera ola, sin que hayamos visto una reducción significativa desde la primera ola.

¿Cree que el arranque de la campaña de vacunación ha hecho que las personas piensen que ya pueden aminorar las restricciones?

Creo que sí. La vacuna nos trae esperanza, es la luz al final del túnel, y eso es algo muy arriesgado, porque la gente piensa que la vacuna ya está muy cerca y, por lo tanto, dejan de respetar las medidas preventivas, dejan de mantener el distanciamiento, dejan de evitar las aglomeraciones.

Nunca está de más reiterar que nuestro ritmo de vacunación es muy lento, pues hasta ahora no hemos vacunado ni al 5 % de la población. Para llegar a controlar de alguna forma la pandemia a través de la inmunidad colectiva, debemos vacunar al 70 % u 80 % de la población, cifras que probablemente solo alcanzaremos a partir del segundo semestre.

Para usted, ¿cuál es el punto crítico de la lucha contra la pandemia en Brasil?

En lo que se refiere a la emergencia del sistema de salud pública y a la comunicación, creo que ambas son fundamentales en materia de prevención y de cara a ofrecer directrices adecuadas. Faltó comunicación por parte del Gobierno Federal cuando el mismo no impulsó medidas de prevención, como el uso de cubrebocas, y tampoco promovió la adopción de medidas más restrictivas y puntuales en diferentes regiones cuya capacidad de camas en unidades de cuidados intensivos se había visto saturada. Todos sabemos que el sistema sanitario ha colapsado en diversas ciudades, y ahora está a punto de hacerlo en otras muchas urbes. En estos momentos de colapso, la única alternativa posible son medidas más restrictivas desde el punto de vista comunitario, que a su vez traen consigo impactos sociales significativos. Por ello, es el Gobierno Federal quien debe adoptarlas y, sobre todo, ofrecer directrices respecto a las mismas, con indicadores técnicos claros sobre qué regiones deben adoptar dichas medidas.

Es importante entender también las responsabilidades de los gobiernos estatales y municipales, como, por ejemplo, la oferta de pruebas RT-PCR, que está muy relacionada con los laboratorios centrales, lo que es responsabilidad de cada estado, como también lo es la búsqueda de casos de contacto. Por otro lado, entre las funciones de los municipios, encontramos la de identificar todos los casos y contactos, y de garantizar que esas personas permanecen en aislamiento domiciliar. Cada una de estas administraciones tiene, en el marco de sus responsabilidades, parte de culpa en la respuesta brasileña a la pandemia. 

Debemos dejar claro que la visión de la sociedad ante la pandemia y, en especial, la visión de la sociedad brasileña, ha sido una visión individualista. Una pandemia es un periodo de dolor, que acarrea consecuencias en materia de salud, así como la pérdida de vidas, pero que también tiene efectos económicos severos. Así pues, es necesario que reflexionemos como miembros de una misma sociedad y que protejamos a los más vulnerables de las consecuencias económicas asociadas a las medidas más restrictivas de movilidad que desaceleran la economía. Y los que más sufren en momentos como este son, por lo general, las personas que no tienen un trabajo formal, los más pobres. Tenemos que hablar más sobre la pandemia y ofrecer una respuesta unívoca que provenga del Gobierno Federal, los estados y los municipios. Es algo que hasta ahora no hemos visto aquí en Brasil.

Entonces, en el panorama actual, cada parte tiene su responsabilidad: el Gobierno Federal, los estados y los municipios, además de la sociedad, son parcialmente culpables en cuanto a la organización de la respuesta a la pandemia. Debemos demostrar más empatía en cuanto al aislamiento que deben mantener las personas que han contraído la enfermedad, a la utilización de cubrebocas y a la implementación medidas individuales y colectivas para fomentar la protección social, es decir, empatía para ayudar a las personas más pobres que necesitan apoyo social en estos momentos tan difíciles de pandemia.

Respecto a la vacunación, ¿cómo podemos explicar y convencer a las personas de la importancia de ponerse la vacuna?

Es función del Gobierno Federal comunicarse de forma más clara, pero no lo está haciendo. Han llegado a emitirse mensajes inadecuados, como, por ejemplo, que la vacuna de ARN puede convertir a las personas en yacarés. Sabemos que los ensayos pasan por evaluaciones muy críticas, que los datos se publican y que los ensayos clínicos de fase 3 son revisados por los organismos de control del mundo entero. Aquí, en Brasil, la Anvisa es la agencia que representa al Gobierno brasileño. La aprobación de una vacuna por parte de la Anvisa indica que la misma es segura y eficaz, y que la población puede utilizarla sin miedo. Por ello, pienso que lo que falta son comunicados que desmitifiquen muchos de las invenciones que circulan por el país. El gran problema surge cuando el propio gobierno disemina noticias falsas, como en el caso puntual del presidente, que dijo que quien se ponga una vacuna específica de ARN podría transformarse en un yacaré.

Usted también es parte del proyecto del uso de la vacuna BCG para la covid-19, el Brace Trial Brasil. ¿Podría explicarnos un poco como funciona esa vacuna y en qué fase se encuentra?

El estudio de la BCG es un proyecto financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates que se está desarrollando en Australia, Reino Unido, España, Países Bajos y Brasil. Aquí, en nuestro país, tenemos tres sedes: Manaos, Campo Grande y Río de Janeiro, todos de la Fiocruz, que yo mismo coordino junto a los investigadores Marcus Lacerda y Margareth Dalcolmo. Contamos con más de dos mil voluntarios en cada una de esas sedes. El objetivo inicial era evaluar si la BCG podría ofrecer protección contra las formas graves de la covid-19. Nuestra meta era contratar a 10 mil sanitarios, y hemos conseguido llegar a los siete mil.

Ahora mismo, con la campaña de vacunación en masa de los trabajadores sanitarios con vacunas específicas para la covid-19, nosotros hemos aprovechado el estudio para evaluar el impacto de la vacunación en este proyecto específico. Lo que quiero decir es que vacunamos con la BCG a través del ensayo clínico y vemos cómo se desarrolla la campaña de vacunación en masa de ese sector de la población. Así, comprobaremos si la BCG consigue, de alguna forma, dar una respuesta más robusta, es decir, si la misma sería una vacuna inicial que, tras la aplicación de la vacuna específica, genera una respuesta más significativa. Asimismo, queremos descubrir si la asociación o no de la BCG en relación con la vacuna de la covid-19 crea una mayor protección contra las formas graves de la enfermedad.

También evaluaremos, además de la protección y de la respuesta inmunológica, si esas combinaciones protegen contra la nueva variante P1, que está empezando a predominar en Brasil: tanto la vacuna específica contra la covid-19 utilizada en el grupo de control que no se puso la BCG, como en el grupo que se puso la BCG y la vacuna específica para la covid-19.

¿Estamos siendo testigos del surgimiento de nuevas cepas del coronavirus? ¿A qué se debe?

Las nuevas variantes tienen un impacto directo en la pandemia por ser más transmisibles, y eso, de alguna forma, repercute en la capacidad de respuesta de estados y municipios, porque si una variante es más contagiosa, veremos cómo un mayor número de personas contrae la enfermedad al mismo tiempo y, en consecuencia, más personas necesitarán ser ingresadas y recibir cuidados intensivos al mismo tiempo. Esto quiere decir que la capacidad de respuesta que teníamos antes se vuelve limitada. Ya se ha comprobado que esta nueva cepa es 10 veces más contagiosa, el investigador Felipe Naveca, de Manaos, ya habló sobre eso. Así, su impacto es más pronunciado en cuanto a niveles de transmisión, por lo que son necesarias medidas más restrictivas, así como una mayor atención y cumplimiento de las medidas a nivel individual.

Otro aspecto importante es la parte inmunológica: parecer ser que la nueva variante está asociada a un mayor número de reinfecciones, lo que de alguna manera invalida el concepto de inmunidad de rebaño, porque nos hemos topado con una variante que escapa del sistema inmunológico en relación con la infección anterior. De esa forma, nunca alcanzaremos la inmunidad de rebaño, ya que aparecerán nuevas variantes continuamente. Cuanto más circule el virus, más posibilidades tendrá de mutar, lo que se traduce en una mayor probabilidad de nuevas variantes con impactos epidemiológicos importantes, como ya ocurrió con el caso de la variante P1 que surgió en Manaos.

¿Cuál es la mayor preocupación en ese aspecto? ¿Puede tener repercusiones que afecten a las vacunas ya existentes?

Ya hemos visto que, con las vacunas Novavax y Johnson & Johnson, se produjo una reducción en la cantidad de anticuerpos neutralizantes, pero ello no se tradujo en ningún impacto clínico en cuanto a la eficacia de la vacuna. Yo estoy dirigiendo un estudio en Manaos, con el apoyo de la Fundación de Control Sanitario de Amazonas y de la Secretaría Municipal de Salud de Manaos, y con apoyo también de la OPS, para comprobar si tanto la vacuna de Coronavac como la de AstraZeneca siguen siendo eficaces contra la nueva variante.  

Como Manaos fue la primera ciudad por donde circuló la nueva variante, y el estado de Amazonas es el que más ha vacunado hasta ahora en comparación con otros estados, también será el primer lugar en el que trataremos de entender si las vacunas continúan funcionando frente a esa nueva variante. Nuestra intención es obtener resultados parciales hasta finales de marzo a fin de dar una respuesta tanto al estado como al resto de Brasil y a toda la sociedad, sobre todo con la intención de resaltar la importancia de la vacunación o de actualizar los componentes de las vacunas si fuera necesario para que sean más eficaces para la población.

¿Cuáles son las previsiones de cara a los próximos meses en cuanto a la lucha contra la pandemia?

Prevemos que marzo será el peor mes de la pandemia, con una curva del número de casos que se mantendrá en aumento. Pienso que veremos una reducción hacia el final del primer trimestre. Contamos con una propuesta de más vacunas, tanto por parte del Instituto Butantan como de la Fiocruz; hasta finales de marzo, tendremos disponibles unos 30/40 millones de dosis, lo que permitirá que se vacune al menos a todas las personas de la tercera edad y quizás a aquellos individuos con comorbilidades, que ejercen una fuerte presión sobre el sistema de salud. Así, a partir del momento en que la campaña de vacunación comience a ser más eficaz en relación con ese sector de la población, lo que debe ocurrir a lo largo del mes de abril, veremos un impacto en el número de hospitalizaciones que probablemente se hará patente en los meses de mayo y junio. Eso no quita que el virus siga circulando y que tengamos que ponernos la vacuna todos los años.

En la situación en la que nos encontramos actualmente, ¿cuál sería el escenario ideal para combatir la pandemia?

Necesitamos medidas restrictivas más severas, y algunas ciudades deberán implementar un confinamiento propiamente dicho, porque ahora existe una variante más virulenta, y la única alternativa que tenemos es esa: medidas más restrictivas asociadas a la ampliación de la vacunación para toda la población, empezando por los grupos de riesgo. Eso es algo que debe hacerse de forma muy rápida. Portugal estaba atravesando un periodo bastante duro de la pandemia, su peor momento, y gracias a esas dos medidas, se produjo un descenso en la curva de casos y hospitalizaciones.